Dice la letra del Himno Nacional del Perú… ”Somos libres… seámoslo siempre…” y puesto que en estos días celebramos la independencia de la patria, conceptuando así a sus pueblos, su gente y sus vidas…

Hago esta pregunta: ¿Somos verdaderamente libres? ¿Somos independientes? ¿El amor a la patria es congruente con el amor que cada persona siente por sí mismo? ¿Qué significa ser Libre, ser independiente y ser autónomo como individuos?

Para nosotros Ser libre, significa… ser independiente sin oprimir a nadie ni a nada. En el juego de la vida como en cualquier otro juego, se gana y se pierde, en ocasiones se empata pero lo que cuenta es la actitud, entrega y compromiso con los que jugamos; y esta libertad sólo acepta un tipo de control, el control sobre uno mismo.

Sí no sentimos libres como respondemos o reaccionamos con nuestros acondicionamientos culturales, sociales y educativos. ¿Es suficiente abandonar nuestras cadenas y apegos personales para encadenar a otros a nuestras ideas e intereses particulares…? ¿qué tipo de libertad es esa?

Para nosotros Ser independiente, implica romper con dependencias para alcanzar nuestra propia autonomía y en libertad ser capaces de crear y sostener relaciones voluntarias de interdependencia por estar interconectados los unos a los otros, es decir Unicidad con Universalidad.

Para nosotros Ser autónomo, significa tener la capacidad de elegir libremente y actuar siendo responsable de las consecuencias de sus intervenciones, desarrollando su identidad individual y uniendo las capacidades en una unión sinérgica y libre para crear nuevos escenarios y nuevas realidades. En estos tiempos de tecnología con innovaciones constantes es fundamental que cada persona se  identifique con las necesidades e intereses de los demás y la urgencia absoluta de eliminar radicalmente la ambición facilista de la corrupción vigente, que corroe la moral del pueblo y alimenta perniciosamente la pobreza económica y moral de su gente.

Esta corrupción con robos visibles e invisibles, arrastra a todos los que la sufrimos  a un equivalente e insoportable estado de esclavitud de las esperanzas y sueños de tantas y tantas personas, que se transforma en caldo de cultivo para posiciones extremistas de todo género y un manifiesto incremento de la violencia cotidiana: Hoy lo venimos sintiendo todos los ciudadanos: agresividad e inseguridad en las calles, casas, instituciones y promueve el terrorismo cruento e incruento que tiene a la población en estados de estrés y temor constantes.

Algunos dirán que esto es exagerado… pero sin necesidad de profundizar estamos asistiendo en los medios masivos de comunicación, a espectáculos que lindan con la tragicomedia en el orden político, económico y social. Este deterioro no solo es un hecho sino que se están creando tensiones profundas que dañan el clima-país y, nos desintegra y nos aleja como sociedad.

¿Nos estamos alejando del desarrollo?

Para que el Perú se desarrolle no basta con que crezca su economía por encima del 6 al 7 % del PBI, más allá de esta tasa promedio de crecimiento y de una racionalidad en la redistribución del ingreso, necesitamos que cada peruano se valorice y desarrolle su potencial, asumiendo este propósito con responsabilidad y determinación para alcanzarlo.

¿Y cuál es la responsabilidad de cada peruano para que esto cambie?

En estos últimos tiempos algunos hechos sugieren que estamos entrando por la puerta trasera de la Historia, nos flagelamos en críticas para los otros, flagelando nuestra autoestima en quejas y reclamaciones silenciosas y sordas de clamor popular, sin embargo no somos capaces de cambiar individualmente para cambiar como sociedad y crear una nueva cultura. Esta nueva cultura exige nuevas semillas y un nuevo cultivo en una tierra adecuada y es responsabilidad de todos cuidar de las plantas que nacen nutriendo de valores y principios a cada niño, joven que son el presente que debemos trabajar. ¿Cuándo pararemos de criticar para actuar desde nuestras posiciones individuales? Muchos se preguntan cuándo vamos a parar, cuando lo pertinente es reconocer el nuevo camino que hay que construir, cuál es el futurible deseable y posible que podemos crear… y entonces actuar con intencionalidad proposital para que cada persona asuma la construcción de su propia y nueva historia, un nuevo emprendimiento de responsabilidad individual ilimitada

Cada peruano debe prepararse y conocerse a si mismo, definir su propio sueño para alcanzar su autonomía y su independencia que tome en cuenta sus intereses individuales sin desmedro del interés colectivo… que para nosotros humildemente es el interés de la patria, sin ningún chauvinismo, ni otros “ismos”. Dicha autonomía exige una niñez, juventud y adultez vivenciadas en plenitud y con equilibrio para lograr la madurez en el desarrollo de cada etapa en nuestros ciclos de vida.

No hay autonomía e independencia si nos encerramos en nosotros mismos, en nuestros egoísmos. El alcanzar nuestra independencia personal exige crear interconexiones y relaciones voluntarias de interdependencia, donde cada peruano se interconecte con el otro y construya sentimientos compartidos por las cosas que nos unen y no discusiones ni distancias por las cosas que nos puedan separar. Para ello cada individuo debe sustraer todo aquello que no sume, eliminando temores que la incertidumbre generan pero que solo llevan a la parálisis de la inacción y del pesimismo de los que no actúan. Hay por ello que romper con nuestras creencias limitantes que se nutren con una mentalidad de escasez.

Es dicha mentalidad que promueve un dicho absurdo: “El mayor enemigo de un peruano es otro peruano” que es producto de dicha forma de contextualizar nuestra vida, en consecuencia surge la envidia a las personas que tiene, descalificando la riqueza como negativa sin darnos cuenta que esa conducta sostiene un estado endémico de pobreza material y sin duda espiritual. La energía se concentra en la diatriba y el malestar mas no en la producción de valor para cada individuo, valores que son insumos de su propio desarrollo con plenitud espiritual pero también con riqueza material… ambas visiones son perfectamente compatibles como lo observamos en países desarrollados tanto de Occidente como del Oriente.

La patria necesita y merece peruanos con una buena y sólida autoestima, que nos lleve a tener orgullo de nuestros orígenes como sociedad, orgullo sin arrogancia ni petulancia, amor por nuestra cultura… reconociendo que la cultura se cultiva y que hay que reducir y eliminar lo negativo de la misma, sembrando a través de todos los procesos educativos de formación en los hogares, en las escuelas y en la vida cotidiana esos valores que no se deben relativizar y que se convierten en faros orientadores que iluminarán senderos buenos y formarán nuevos caminos de crecimiento y desarrollo que beneficien a todos los que habitan en nuestro territorio y en consecuencia al mundo todo… Y entonces ser peruano exigirá aceptar y aceptarnos plenamente en nuestra condición individual y en nuestra diversidad.

En estos días celebramos la fiesta de esta patria, pero como hemos dicho una patria es su pueblo, sin chauvinismos ni clasismos, sin fragmentaciones ni desviaciones y, el primer aprendizaje que debemos promover es la necesidad de decidir pensando por uno mismo para que la única distancia entre nuestro sueños de futuro y su realización dependa sólo de nuestra actitud y perseverancia disciplinada… este es mi deseo para cada uno de nosotros… salvo, salvo mejor parecer.